Participa en las actividades de Filología Española y Estudios Hispánicos
de la Universidad Autónoma de Madrid

Juan Emar, Pinturas, Literaturas Hispánicas UAM
El Centro Cultural La Corrala (UAM) os invita a la inauguración de la exposición JEAN EMAR • PINTURAS (1947–1958), presentada por Carmen Gallardo y Selena Millares
Conferencia y lecturas: Alejandro Canseco-Jerez y los editores de Diez, de Juan Emar (UAM)

Fecha: Jueves 11 de septiembre de 2014, 19h.
Apertura de la sala:18 h. | Inauguración: 19 h.
Sala de conferencias y sala de exposiciones temporales.
Dirección: c/. Carlos Arniches, 3, Madrid (Metro La Latina).
Fechas de la exposición: del 11 al 31 de octubre de 2014.
Horario:10.00-14.00 y 17.00-21.00 h.

Álvaro Yáñez Bianchi (1893-1964 Chile), fue un destacado escritor crítico de arte y pintor vanguardista, que firmó bajo el seudónimo de Juan Emar, Jean Emar, derivado de la expresión francesa j’en ai marre, que corresponde fielmente al estado de ánimo que le acompañara a lo largo de toda su vida. Desde su temprana juventud, Emar sigue cursos particulares de pintura antes de inscribirse, a partir de 1919, en la mítica Académie de La Grande Chaumière, donde enseñan, entre otros, Antoine Bourdelle, Frenand Léger, André Lhote y Ossip Zadkine. Amigo inseparable de Vicente Huidobro, en el seno de Montaparnasse intima con Torres García y con Juan Gris comprándole algunos cuadros que años después Neruda contemplaría deslumbrado en Santiago de Chile. Gracias al círculo de su compañera Alice de la Martinière, modelo de alta costura, intima con Foujita, Man Ray, Kiki de Montparnasse y el noyeau dur de los surrealistas.

Las obras que hoy presentamos forman parte del legado que el artista dejó a su muerte en 1964 a su compañera y musa francesa, Alice de la Martinière (Pépèche), la que guardó celosamente ese acervo en su casa del sur de Francia durante décadas. La explícita voluntad de Jean Emar fue que su obra se conservara en Francia, lejos de su país natal que permaneció ciego y sordo a su obra. Sobre esta incomprensión, Neruda escribió, con afecto y agudeza:
Conocí intímamente a Juan Emar sin conocerlo nunca.[...] A mi compañero Juan Emar se le dará lo que aquí no se mezquina: lo pósumo. Y sépase que este anteceesor de todos, en su tranquilo delirio, nos dejó como testimonio un mundo vivo y poblado por la irrealidad siempre inseparable de lo más verdadero [1]


[1]. Pablo Neruda, «“J.E.”, Prólogo a Diez, Editorial Universitaria, Santiago, 1971.

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